lunes, 22 de diciembre de 2008

ARREPIÉNTETE Y REPITE CONMIGO: LA TIERRA ES PLANA


Me sorprende comprobar que, aún hoy, muchos sostienen que en la Edad Media se pensaba que la Tierra era plana. Sin duda, esta creencia se generalizó en el siglo XIX tras la publicación de una obra del norteamericano Washington Irving de 1828, The life and voyages of Christopher Columbus, en la que este afirmaba tal cosa. Muchos libros de texto en Estados Unidos aún lo afirman. Y muchas personas creen en el mito de que incluso Colón aceptaba tal planicie al iniciar sus viajes. De hecho, Colón planteó sus periplos como ruta alternativa para llegar a las Indias por mar, por lo que, evidentemente, él creía en la forma circular de la Tierra.
Y no sólo eso. Hay quien defiende aún, en lo que no deja de ser una pose testimonial a favor de la Iglesia más que una postura real, que la Tierra es el centro del Universo.
Y es que la tesis de la redondez de nuestro planeta era defendida ya por los griegos, varios siglos antes de nuestra era. Pitágoras, filósofo y matemático del siglo VI a. de C., o Aristóteles, uno de los más grandes filósofos de la Antigüedad, del siglo IV a. de C., ya daban por cierta esta hipótesis.
Resulta increíble como Eratóstenes, matemático, astrónomo y geógrafo, calculó, en el siglo III a. de C., la circunferencia de la Tierra, partiendo de la convicción de que nuestro planeta era redondo:
Por referencias obtenidas en la biblioteca de Alejandría, de la cual fue director hasta su muerte, sabía que Siena (actual Asuán, en Egipto) estaba situada exactamente en la línea del trópico de cáncer, dado que en el día del solsticio de verano el sol no proyectaba ninguna sombra en el suelo, es decir, estaba justamente encima. Suponiendo que Siena y Alejandría tenían las mismas coordenadas de longitud (realmente distan 3 grados) y que el sol estaba tan alejado de la Tierra que sus rayos podían considerarse paralelos, midió el ángulo de la sombra que se proyectaba en Alejandría ese mismo día y obtuvo 7,2 grados (en realidad son 7,08).
Eratóstenes sabía que ese ángulo equivalía al formado por las dos ciudades y el centro de la Tierra, así que dividió su tamaño por 360, el número de grados que tiene el círculo, para determinar la fracción del planeta que separaba Siena de Alejandría, obteniendo como resultado 1/50. Es decir, si caminas de Siena a Alejandría 50 veces, habrás recorrido el equivalente a la circunferencia de la Tierra.
Sólo restaba medir la distancia exacta entre las dos ciudades y multiplicarla por 50. Estableció esa distancia en 5.000 estadios con lo que la distancia de la circunferencia de la Tierra debía ser de 250.000 estadios. Suponiendo que tomó como medida el estadio egipcio (algo más de 157 metros) y no el griego, logró un resultado final de 39.300 kilómetros.
Teniendo en cuenta que la distancia real alrededor de nuestro planeta es ligeramente superior a 40.000 kilómetros (dependiendo de si medimos por el ecuador o por los polos), su error fue de tan solo el 1 ó el 2%.
Sus predicciones sirvieron para que más de 1.700 años después un tal Colón se aventurara a ir desde España hasta la India por el lado oeste del planeta y se topara con más tierra de la esperada.
Ya en el siglo I, Plinio el Viejo, o en el II, Ptolomeo, afirmaban que la comunidad científica estaba de acuerdo, en su mayoría, en aceptar que la Tierra era redonda. Otra cuestión fue dilucidar qué giraba alrededor de qué, la Tierra alrededor del Sol o viceversa.
Platón y Aristóteles, ambos base del pensamiento filosófico posterior, plantearon una cosmovisión en la que nuestro planeta era el centro del universo. Estaría en vigor, en la versión completada por Ptolomeo, hasta el siglo XVI, con la inestimable ayuda de la retrógrada Iglesia Católica que defendía el geocentrismo como eje fundamental de las afirmaciones de su libro sagrado, la Biblia.
Por otro lado, Aristarco de Samos propuso, en el siglo III a. de C., la teoría según la cual el Sol era el centro del universo y todo lo demás giraba a su alrededor. Sin embargo, no sería tenida en cuenta hasta que, en el siglo XVI, Copérnico, en su obra De Revolutionibus Orbium Coelestium, sustentó, mediante cálculos matemáticos, la teoría que lleva su nombre. A pesar de los esfuerzos de la Iglesia Católica por ocultar tales descubrimientos, científicos posteriores como Galilei, Kepler o Descartes, terminaron de dar forma en los siguientes años al inicio de la revolución científica. En 1992, la Iglesia Católica rehabilitó a Galilei de su condena por hereje más de tres siglos antes.
Mis tristes saludos a la Contemporary Association for Biblical Astronomy, dirigida por el físico Gerhardus Bouw, que definde en la actualidad la idea geocéntrica del universo. Su existencia nos trae el hedor más pestilente de lo que significó la Iglesia Católica en el pasado y nos recuerda lo poco que significará en el futuro.

jueves, 13 de noviembre de 2008

LA BELLEZA DE LA POESÍA




QUÉ ALEGRÍA VIVIR...

Qué alegría vivir
sintiéndote vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad trasvisible es que camino
sin mis pasos, con otros
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser, por el que miro el mundo,
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz.
La vida -¡qué transporte ya!-, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era solo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte.

Pedro Salinas, La voz a ti debida (1933)

Profesor universitario en La Sorbona y Cambridge, poeta, ensayista y dramaturgo, fue uno de los más grandes poetas de la llamada "Generación del 27", en cuya nómina se incluyen nombres de la talla de Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda o Vicente Aleixandre. Como la de sus colegas, la poesía de Salinas se sitúa en un punto de equilibrio entre la pureza estética y la poesía auténtica, preocupada por los problemas del hombre.

Este poema fue publicado dentro de la obra La voz a ti debida, formando parte de una trilogía amorosa inspirada en su amor por Katherine R. Whitmore, una estudiante americana a la que conoció en el verano de 1932. La relación se mantendría viva por espacio de quince años en forma epistolar, a pesar del intento de suicidio de su mujer al descubrir el affaire.

Yo aprendí estos versos con 10 años. Entonces no me decían mucho, pero sólo hay que darle tiempo al tiempo. La poesía no se explica, se siente. Así que, haced un alto en el camino y disfrutad de la belleza.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

LAS SEIS COSAS SIN IMPORTANCIA QUE ME HACEN FELIZ


Siempre supone un reto mostrarnos tal como somos a los demás. Sin embargo, esa desnudez, sentida como frente a un espejo, deja en evidencia nuestra miserias y también nuestras grandezas. 
Por elección de Liber Martínez, y siguiendo el juego de "Las seis cosas sin importancia que nos hacen felices", paso a la lista de tareas.

1.- Enlazar a quien te ha elegido.

2.- Decir seis cosas sin importancia que me hacen feliz.
- Contarles a mis hijos su cuento para ir a dormir y ver la sonrisa fresca y clara de Lucía mientras Alex lo rompe todo y su madre le persigue.
- Hacer montañas de libros a mi alrededor y no descansar hasta terminarlos todos.
- Tener mi mesa tan desordenada y llena de papeles que nadie vea nada (pero yo veo).
- Ver la cara de mis alumnos cuando les digo: "¿A que no sabéis...?".
- Saber que les importo a todos aquellos que me importan.
- Haber entendido que, por mucho que creas saber, no sabes casi nada.

3.- Hacer constar las reglas del Meme.
- Poner el enlace de quien te ha elegido
- Decir las seis cosas que te hacen feliz
- Hacer constar las reglas del Meme
- Designar seis bloggers que han de continuar la cadena
- Avisar a los designados para que hagan lo propio

4.- Designar seis bloggers que han de continuar la cadena.
En este punto, encuentro algunos problemas. Tan solo tengo unos pocos días de edad como blogger y conozco pocos blogs. La mayoría ya han sido nominados por otros, así que daré más tarea a los que conozco. Supongo que los que ya lo han hecho, están exentos de repetir, pero me permito nominarles y así decir algo sobre ellos.
- El blog de la Liber. Liber. Una persona con tanto que decir, con tantas ganas de pelear por los vecinos de su municipio y tan llena de vida, es un acicate para luchar por aquello en lo que uno cree. Su análisis certero de la realidad hace el presente fácil de entender y su honestidad es garantía de futuro.
- Mis cosas y las tuyas. Toni. Alguien que siempre desea aprender, es alguien que siempre puede enseñar. Su carácter luchador le hace ser un ejemplo a imitar para aquellos que quieren ser mejores. Siempre tiene una palabra sabia y amiga para quien le rodea y eso no tiene precio.
- Una hartaaa!. Jorge. Quien disfruta de su trabajo al servicio de los demás, transmite esa generosidad que sólo unos pocos son capaces de poseer. Su carácter hace que las cosas malas parezcan menos malas y las buenas parezcan increíbles. Quién no desea que alguien así le represente.
- Mi lugar en el (otro) mundo (posible). Eva Mª. Periodista, comprometida con el mundo y con gusto literario. Buena presentación para alguien recientemente descubierto.
- Pitido inicial. César. Un amiguete a quien hace mucho que no veo, matemático de izquierdas (¿eso existe?) e interesado por el deporte (más bien por el fútbol). Su blog cayó en mis manos por pura casualidad. A ver si me escribe y nos saludamos.
- La corrala. Curro de IU Rivas. Un sitio muy recomendable con una visión interesante y personal de las cosas que pasan. Alguien con ganas de cambiar el mundo.

martes, 11 de noviembre de 2008

BARACK HUSSEIN OBAMA O EL NUEVO PROMETEO


Estimado presidente electo:
En todo el mundo hemos asistido espectantes a su victoria electoral. Jamás unas elecciones americanas habían despertado en el resto de naciones una esperanza tan sin sentido y, a la vez, tan razonable. Algunos dirigentes nacen en palacios y otros en establos. Pero sólo algunos son fruto de la imaginación. Y usted ha reinventado ese manido "sueño americano".
Muchos grandes personajes, de las más variopintas y contrapuestas ideologías y procedencias, han expresado su alegría: Desmond Tutu, primier arzobispo sudafricano negro de la iglesia anglicana y premio Nobel de la paz; Bernard-Henri Lévy, filósofo francés, nacido en Argelia, crítico con los dogmas de la izquierda radical surgida de Mayo del 68 y defensor de la libertad de pensamiento; Amartya Sen, economista indio, premio Nobel de economía y conocido por sus trabajos sobre las hambrunas, la economía del bienestar y la pobreza; Mohamed ElBaradei, egipcio, premio Nobel de la paz y director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, encargado por la ONU de certificar el desarme de Irak antes de la guerra; o Vaclav Havel, último presidente de Checoslovaquia y primero de la actual República Checa, opositor histórico del muro de Berlín.
Y es que es usted un presidente "extraño" en Estados Unidos. Nacido en Hawai, hijo de doctores universitarios, de padre keniata y padrastro indonesio, residente en Yakarta, Honolulu, Los Ángeles, Nueva York y Chicago, senador de Illinois desde 1997, senador de Estados Unidos desde 2005, activista contra el armamento nuclear y a favor de los derechos humanos, las energías renovables y el medioambiente, cristiano protestante, primer candidato demócrata negro, primer presidente americano negro... Incluso, primer presidente negro de la revista jurídica de Harvard. Ha sido usted el primero en todo, ha abierto camino.
Para las naciones musulmanas, usted ofrece nuevas perspectivas de diálogo y la posibilidad de que la política de la diplomacia sustituya a la política de la guerra y a la teología del terror, provocando el acercamiento de países con los que, hasta ahora, sólo había conflicto. Su figura se ve como la oportunidad de que Estados Unidos rectifique la arrogante unilateralidad que condujo a la desastrosa invasión de Irak y a la fallida estrategia antiterrorista en Afganistán. Usted representa la esperanza de lograr el cierre de Guantánamo, de explorar iniciativas viables para la paz en Oriente Próximo.
En África, es visto como la esperanza para que su país cumpla con los derechos humanos, disminuya las desigualdades sociales y ayude a terminar con los genocidios que se reproducen por todo el continente africano.
En Europa, su elección se ve como promesa de aires nuevos y cambios significativos. Se espera el fin del rechazo del protocolo de Kyoto y el compromiso con el cambio climático. Se espera que acabe con la tozuda resistencia a firmar el Estatuto de Roma para la creación del Tribunal Penal Internacional. Se espera que la grosera visión americana de que son el único equipo de la División de Honor y juegan solos, de paso a otra en la que el entendimiento y la colaboración estén por encima del patriotismo como justificación de todos los excesos.
Sinceramente, señor Obama, creo que el mundo espera mucho, quizá demasiado, de usted. Y es que con su discurso ha embaucado a gran parte de los terrícolas. Sin embargo, mucho me temo que necesitaríamos alguna fuerza extraterrestre para lograr que ciertas cosas cambiaran. El asno y el elefante, nunca fueron animales de grandes cambios y, por mucho que usted sea, con perdón, un asno negro, tiene usted mucha carga sobre los lomos.
Ya sabe usted (o no) que la mitología griega señala a Prometeo como creador de los seres humanos y a su hermano Epimeteo como creador de los animales. Ambos titanes, hijos del titán Jápeto y de Asia, una de las hijas de Océano, fueron encargados por Zeus de la creación de los seres vivos. Tenían a su disposición cierto número de cualidades, en cantidad ilimitada, con las que podían dotar a su gusto a los seres. Epimeteo, irreflexivo en exceso, creó a los animales, repartiendo entre ellos prácticamente todas las cualidades de las que disponía. Les dio la fuerza, la velocidad, la astucia y el valor. Prometeo tuvo que reparar, en la medida de lo posible, la imprevisión de su hermano. Para ello, tuvo que robar a los dioses el fuego celeste, único medio para paliar la inferioridad física y psicológica a que los hombres parecían abocados.
Sin embargo, señor Obama, tanto si es usted hombre como si es asno, le auguro un pronto aterrizaje forzoso sobre la realidad y, entonces, no sé si todas las virtudes de los dioses unidas serán suficientes para su tarea de cambiar este mundo.
En todo caso, recuerde que la venganza de Zeus por el robo del fuego fue terrible. Envió a los hombres a Pandora, una criatura funesta, contenedora de todas las desgracias imaginables, e ingenió para Prometeo un suplicio muy especial: fue encadenado a un monte del Cáucaso donde, cada día, el águila de Zeus (curiosamente hija de Tifón y Equidna y, por ende, hermana del can Cerbero) devoraba su hígado, que se regeneraba de noche, para convertirse en pasto, siempre fresco, del ave, por toda la eternidad.
Creo que usted es bastante menos hábil que el titán Prometeo y, a pesar de sus buenas intenciones, de las que no dudamos, debe usted demostrar que está a la altura de tal comparación, dado que para muchos es usted el nuevo bienhechor de los hombres.
Veremos, Prometeo, si puede usted seguir rezando "Yes, we can".

domingo, 2 de noviembre de 2008

ANIMALES POLÍTICOS: CERBERO O LA NECESIDAD DE MEARSE ENCIMA


Sinceramente, y hablando como reciente afiliado de IU, "sin contaminar" aún por parte de ninguna de las "corrientes", debo decir que este no es, desde ningún punto de vista, el partido político en el que yo deseaba militar.
Ya desde las pasadas elecciones generales se ha venido precipitando el proceso de descomposición de lo POCO que queda de Izquierda Unida. Porque, por mucho que todos os queráis empeñar en repartiros el botín, he de daros una mala noticia: ¡¡no hay nada que repartir!! Por si el hambre desmedido de poder no os permite ver con claridad las cosas, me permito recordaros a todos que en la actualidad Izquierda Unida posee tan sólo 2 diputados, lo que supone algo más de 321.000 votos menos que en 2004 y la pérdida de 3 diputados. Soy consciente de que todos conocemos estos datos, pero creo que no estamos trabajando con la serenidad de quien acepta e interioriza los reveses. Y dejémonos de llorar porque la ley electoral nos perjudica, que lo hace y mucho, porque, ¡entérense bien!, nadie la va a cambiar.
De este modo, mi presencia en la IX Asamblea de IU de la Comunidad de Madrid en su fase Federal no ha hecho sino abrirme los ojos. Yo no soy político. Soy profesor. Y mis licenciaturas no tienen que ver con el campo de la política sino de modo colateral. Pero, por lo que parece, ser animal político nubla la mente y provoca miopía y astigmatismo crecientes, que se manifiestan de modo agudo en una querencia insalvable a mirarse el propio ombligo. De otro modo, no se entiende que todos los grandilocuentes oradores hablaran de unidad, de refundación, de renovación y demás palabras gruesas, vagas y vacías, pero se presentaran tres candidaturas distintas.
A su vez, no se ha querido votar ninguno de los famosos tres documentos políticos de las tres corrientes a la Asamblea Federal (interesante pero vacuo intento), supuestamente para "facilitar un acuerdo político superador de los documentos iniciales". Y, sin embargo, se presentan tres candidaturas (curiosamente alineadas con cada uno de esos documentos). Los unos dirán que el PCM no ha querido aceptar la declaración política de IU-CM por una dirección unitaria, los otros que su alternativa no se ve representada en esa declaración. Y el resultado final es la inexorable caída al vacío de la desaparición.
Nuestro partido, a mi modo de ver, se asemeja al terrible can Cerbero, el monstruoso perro que guardaba la entrada del Hades, hijo de la ninfa dragona Equidna y de Tifón, el dios alado que adoptaba la forma de huracán destructor. Tenía como misión impedir la salida a los muertos y la entrada a los vivos. Su sola presencia era aterradora y, según la descripción de Dante en su "Divina Comedia", su pelo era graso y negro, sus ojos atroces, su vientre ancho y sus uñas hechas para desollar almas. Tenía cola de serpiente, el lomo erizado de víboras y... sí, tenía tres cabezas. Cada una de ellas formaban parte del mismo cuerpo y trabajaban de forma conjunta (vaya, en este punto falla la semejanza) para reducir a todo aquel que intentara cruzar la puerta. 
Podemos engañarnos pensando que los electores son (somos) imbéciles, poco ilustrados o carentes de lógica política y que la debacle de las pasadas generales responde sólo al "tsunami bipartidista" (curiosa expresión) y a la injusticia de la ley electoral. Y podemos, en consecuencia, seguir alimentando nuestra división y nuestros discursos llenos de rencor y vacíos de significado.
Entiendo que lo que pueda decir un animal no-político como yo, les importa bien poco a los animales políticos que se deben a sus impulsos instintivos territoriales de mearse encima de todo y de todos los que piensen distinto (incluso ligeramente distinto). Sin embargo, mis impulsos instintivos de supervivencia y perpetuación me obligan a expresar en libertad mi punto de vista, aunque sea para clamar en el desierto.
Pero que nadie se alarme. ¡¡Tengo la solución!! Bueno, al menos tengo algunas ideas. Y si Cerbero tiene a bien tomarlas en consideración, quizás salga de su enfermedad. En la mitología griega, varios héroes lograron descender vivos a los infiernos y dominar al can.
El poeta Virgilio ayuda a Dante a calmar a Cerbero arrojándole dos puñados de tierra a la cara.
Heracles, cuyo trabajo número doce consistía en llevar a Cerbero ante Euristeo, lo aferró con sus brazos y lo llevó casi asfixiado a su presencia.
Orfeo logró amansar al monstruo con la música de su lira y, finalmente, dormirlo, en su visita al inframundo para devolver a su mujer Eurídice al mundo de los vivos.
Hermes, el dios mensajero de los viajeros y el ingenio, guía de las almas en el inframundo, logró dormirle con agua del Lete, río del Hades que provocaba el olvido completo a quien de él bebía.
Eneas, héroe de la guerra de Troya, consiguió franquear la entrada al Hades gracias a un pastel soporífero que la sibila, mujer con poderes para la profecía, arrojó a Cerbero.
Sólo veo dos problemas a estas soluciones: en primer lugar, debe ser el propio Cerbero el que desee activamente curarse. Y, en segundo, necesitamos un héroe, un Virgilio, un Heracles, un Orfeo, un Hermes, en fin, un Eneas, que sea capaz de dominar al monstruo y sus tres cabezas.
De la intención del partido por curarse no hay por qué dudar. Pero, ¿habrá algún animal político, de esos que se mean encima de todo, que se atreva a tomar las riendas y deje a un lado tanto discurso hueco, para que pueda renacer un nuevo ser con una sola cabeza, una sola intención y una sola voz? Si no existe tal personaje (o personajes), podemos dar por muerto a nuestro Cerbero que, para siempre, quedará encerrado en el Hades.
Veremos dónde queda la valentía al bajar del atril.

jueves, 30 de octubre de 2008

PRESENTACIÓN DE CALÍGULA


Nunca he tenido necesidad de presentarme, dado que todos mis súbditos me conocen y me aman. Sin embargo, y sólo por esta vez, me presento ante vosotros. 
Soy Cayo Julio César Augusto Germánico, emperador de la dinastía Julio-Claudia. Hijo de Julio César Claudiano, llamado Germánico, y nieto adoptivo del emperador Tiberio César Augusto. Goberné Roma entre los años 37 y 41. 
Julio César pasó a la historia como el gran general de la Guerra de las Galias y último Dictador de la República. César Augusto como el gran político de la Pax Augusta y primer emperador del Imperio. Yo, por mi parte, soy conocido como el emperador más cruel, caprichoso y amoral de la historia de Roma. Charlatanes como Filón o Séneca y mentirosos como Suetonio, Tácito o Dión Casio han tergiversado los hechos y han logrado presentarme como un monstruo. Me acusaron de libertino y depravado en mi vida privada; me tacharon de cobarde e incompetente en el campo de batalla; me tildaron de extravagante y avaro en mi gestión del Tesoro Público; me describieron, en fin, como a un demente y un desequilibrado, el peor emperador de la historia de Roma.
Y, sin embargo, no es así como yo me recuerdo durante los escasos cuatro años de mi reinado.
Todo el Imperio me conoce por mi sobrenombre. De pequeño, los soldados de mi padre, a quien acompañé en sus guerras por Germania, me apodaron, ridículamente, "Calígula", como diminutivo de las sandalias que vestían y que eran llamadas "caligas". Me crié en un ambiente militar, rodeado de guerra, torturas y ejecuciones. Aun así, desde muy joven me atrajeron sobremanera el baile, el canto y el teatro, pasiones que me acompañarían hasta el final de mis días.
Durante los últimos años de mi vida decidí usar el poder que poseía para llevar la lógica a sus últimas consecuencias. Decidí elegir en libertad sobre todas las cosas, porque el mundo, tal como está hecho, no es soportable. Os aseguro que si hubiera podido escoger a mi padre, no habría nacido todavía. 
Por eso, cuando murió mi hermana Drusila, necesitaba la luna o la felicidad o la inmortalidad, algo descabellado quizá, pero que no fuera de este mundo. Y fui en su busca, mas nadie me entendió. Así que, de vuelta, me propuse ser libre y actuar a mi antojo. Obligaría a los patricios del Imperio a desheredar a sus hijos y a testar a favor del Estado. Conforme a mis necesidades económicas, iría matándolos, siguiendo el orden de una lista arbitrariamente establecida. De este modo, yo, heredaría. Había comprendido la utilidad del poder. Da oportunidades a lo imposible.
Tras tres matrimonios, mi cuarta esposa, Milonia Cesonia, me dio la única hija que tuve, Julia Drusila. Sin embargo, los patricios no soportaban mi libertad, puesto que era su condena. Tramaron un complot contra mí, dirigido por Casio Querea, comandante de la guardia pretoriana. A comienzos del año 41, me dieron muerte junto con mi mujer y mi hija. Mi tío Claudio fue proclamado emperador y vengó mi muerte ejecutando a los cabecillas del complot.
Soy Cayo Julio César Augusto Germánico, hijo de Germánico y nieto de Tiberio, y fui el hombre más libre sobre la tierra. ¿Qué has hecho tú que merezca la pena ser contado?
Aún tienes tiempo.
Hazlo.
CALÍGULA.

lunes, 27 de octubre de 2008

PRESENTACIÓN DE ÍCARO


Amigos míos. 
Dado que vamos a ser compañeros de viaje en este vuelo sobre las nubes, no estará de más que nos conozcamos.
Mi nombre es Ícaro, hijo de Dédalo y una esclava de Minos. Mi padre fue ingeniero, inventor y arquitecto de fama. Los celos le hicieron matar a su aprendiz, que amenazaba con superar su genio, y fue condenado al exilio de Atenas. Se refugió en Creta, en la corte del rey Minos, donde yo nacería. 
Allí, para complacer a la reina Pasífae, inflamada de deseo hacia el prodigioso toro que Poseidón había ofrecido al monarca, mi padre ideó un ingenioso artefacto consistente en una vaca de madera recubierta de cuero, gracias al cual la reina, escondida en su interior, pudo unirse al animal. De esta unión nació el Minotauro, monstruo de cuerpo humano y cabeza de toro. A petición de Minos, Dédalo construyó un intrincado laberinto donde el monstruo quedó confinado.
El rey cretense exigía anualmente a los atenienses un tributo humano, un desdichado jóven que acabaría siendo devorado por el Minotauro. Teseo, se ofreció voluntario y consiguió matar al monstruo. Sin embargo, para salir del laberinto necesitó la ayuda de Ariadna, hija de Minos, enamorada de él y a quien mi padre proporcionó el ovillo de hilo que mostraría a Teseo la salida. La princesa huyó con él, aunque el voluble héroe no tardó en abandonarla.
Minos, furioso con mi padre, nos encerró a él y a mí en el laberinto. Entonces, construyó unas alas enormes hechas con cera y plumas. Bien fijadas a la espalda y los brazos de ambos, logramos huir del horrible laberinto. Mi padre me dijo que no volara demasiado bajo, porque la espuma del mar mojaría mis alas. Pero me advirtió que tampoco volara demasiado alto, ya que entonces el calor del sol derretiría la cera de la que estaban hechas.
Sin embargo, el orgullo me impulsó a la desobediencia. Embriagado por el poder que me conferían las alas, quise acercarme un poco al sol, quise verlo de cerca. Sentía una especie de atracción insuperable. Y tanto me acerqué que la cera de mis alas se fundió y, ¡Oh, imprudente de mí!, me precipité al mar Egeo y mi padre contempló cómo me ahogaba ante sus ojos. Él logró llegar, sano y salvo, a Sicilia, a la corte del rey Cocalos.
Fui engullido por el mar por querer ir más allá de lo razonable, más allá de lo lógico, siempre más allá. Quise creer que tocaría el sol y viviría para contarlo. Y aunque no lo conté, otros lo hicieron por mí. Otros hablaron de mi hazaña y siguen hablando hoy.
Soy Ícaro, hijo de Dédalo, y toqué el sol con mis manos de mortal. ¿Qué has hecho tú que merezca la pena ser contado? 
Aún tienes tiempo. 
Hazlo.
ÍCARO.

sábado, 18 de octubre de 2008

DECLARACIÓN DE INTENCIONES



Este foro, que comienza hoy su andadura, pretende ser transmisor de opinión. Me resulta muy gratificante la idea de escribir por puro recreo, sin ataduras de forma ni de fondo. Sin embargo, no es mi intención erigirme en portavoz de ninguna idea ni de ningún grupo. Todas las opiniones vertidas aquí son sólo eso, opiniones, mi verdad, parte de mi propia visión de la realidad. Y, por qué no, también compartiré con vosotros aquello que me divierte, lo que me enoja, lo que me interesa o lo que me revuelve por dentro.
Creo firmemente que los propios pensamientos toman forma cuando se transmiten y, en cierto modo, no son reales si son sólo nuestros. Es este el motivo de esa necesidad, tan inherente al hombre, de trascenderse a sí mismo y escuchar el eco de su voz más allá de los límites de su cabeza. Por eso hablamos, por eso escribimos, por eso nos comunicamos.
A pesar de todo, consciente, como soy, de mis limitaciones, no trato de convencer a nadie de nada. Tan sólo me atrae la posibilidad de poder expresarme en un foro abierto a la crítica y de enriquecerme con las aportaciones de otros. A cambio, ofrezco honestidad y mirada limpia. Al igual que Calígula, busco la luna, no me conformo con cómo es el mundo. Y, como Ícaro, trato de ir más allá. Tan sólo espero que mis alas no sean de cera y me permitan volar alto, tan alto como pueda.