Todas las opiniones son muy respetables y yo, desde luego, las respeto. Sin embargo, no creo que nadie esté en posición de decidir qué se puede decir y qué no sobre este conflicto. Censurar una opinión por el simple hecho de no coincidir con la nuestra es más bien propio de otras épocas y otros planteamientos políticos.
Todos nosotros (la gente de izquierdas en general y la de IU en particular) sentimos cierta inclinación hacia el pueblo palestino y cierto desagrado hacia el israelí (algunos bastante más que eso). Pero las cosas no son blancas o negras (afortunadamente) y no hay ni dioses ni demonios. Ni los israelíes son tan malos ni los palestinos tan buenos.
En este Partido nuestro, quizás existe demasiado radicalismo teórico y tendemos a ver lo que nos agrada con demasiada condescendencia y lo que nos repele con excesiva dureza.
El sionismo, al menos en su origen a finales del XIX, no fue sino un movimiento político de corte nacionalista que pretendía que los judíos no son un grupo religioso sino una etnia o un grupo nacional y que, por tanto, tienen derecho a crear su propio Estado en el territorio en que históricamente habitaron.
Yo considero este planteamiento erróneo y sin fundamento. Los judíos no son una raza sino un grupo de personas con creencias y cultura comunes (como lo son los cristianos o los musulmanes). Pero de ahí a demonizar todo lo judío hay un camino cuyo recorrido tiene difícil justificación.
Por otro lado, a nadie se le escapa que los ataques israelíes sobre Gaza, que llevan segando vidas de civiles palestinos por espacio de tres semanas, deben terminar de inmediato. Y que las autoridades del país no respetan ni las peticiones de la Comunidad Internacional ni la vida humana. No lo han hecho nunca. Pero tampoco que Hamas es un grupo terrorista y que sus prácticas no son 'demasiado' ortodoxas. Son las dos caras de la misma moneda, la de la intolerancia religiosa. Sin embargo, yo no juzgo a los pueblos por la actuación de sus dirigentes. Ni a los unos los trato de genocidas ni a los otros de terroristas. Sí a sus gobiernos.
Quizás a muchos no os guste esta entrada pero creo que la riqueza de este agregador está en su disparidad de opiniones. Eso fomenta el debate y mantiene vivos nuestros blogs.
Acabemos con la invasión de Gaza pero no seamos simplistas. No sólo hay ovejas blancas y ovejas negras. La historia de los territorios que unen África y Asia es demasiado rica y tanto palestinos como israelíes habitaron la zona en diferentes épocas.
El rey Salomón, gran sabio y erudito según el relato bíblico, rey de Israel en el siglo X a. de C., recibió a dos mujeres que reclamaban a un mismo niño (1Reyes 3:16-28):
"En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras y se presentaron ante él.
Una de ellas dijo: --¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció que al tercer día de dar yo a luz, esta dio a luz también, y habitábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en la casa, fuera de nosotras dos. Una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Ella se levantó a medianoche y quitó a mi hijo de mi lado, mientras yo, tu sierva, estaba durmiendo; lo puso a su lado y colocó al lado mío a su hijo muerto. Cuando me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, encontré que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.
Entonces la otra mujer dijo: --No; mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto.
--No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive -- volvió a decir la otra.
Así discutían delante del rey.
El rey entonces dijo: «Esta afirma: "Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto"; la otra dice: "No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive"». Y añadió el rey: --Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada.
En seguida el rey dijo: --Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.
Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo: --¡Ah, señor mío! dad a esta el niño vivo, y no lo matéis.
--Ni a mí ni a ti; partidlo --dijo la otra.
Entonces el rey respondió: --Entregad a aquella el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
Todo Israel oyó aquel juicio que había pronunciado el rey, y temieron al rey, pues vieron que Dios le había dado sabiduría para juzgar".
Tras el reinado de Salomón, Israel quedó dividida en dos reinos, Israel, bajo el reinado de Jeroboam, y Judá, bajo el de su hermano Roboam. Hizo lo que evitó con aquel niño, partirlo por la mitad.
Algún día, no muy lejano, israelíes y palestinos serán capaces de repartirse el territorio que pisan y tolerarse mutuamente. Hasta entonces, no simplifiquemos.